Vaya corte
Ocurrió durante la pasada cumbre del G20 entre Cristina Fernández de Kitchner y Obama y no deja de ser una simple anécdota graciosa. Es el problema que tiene Obama, que no se que tiene, que todo el mundo se derrite por darle la mano. Así le fue a Cristina que cuando lo vió venir le extendió la mano y, la mano no era para ella. Pobre. Solo le faltó llevarse la mano al pelo, como en los mejores chistes.